📖 La peculiar rutina de escritura de Ernest Hemingway: Pensamientos de las grandes mentes de la humanidad
🗞️ Además: Las Selecciones de Mercedes de Santiago, Detectives y cadáveres, y la guía para empezar tu propia biblioteca de autor(a) en Substack.
☔️ Buenos días, Substack. Con esta publicación, intentamos ahorrarte tiempo en la búsqueda de la mejor ficción de Substack en español. Aquí tienes las reseñas y recomendaciones de ficción en Substack de esta semana, recursos (véase más abajo) y mucho más, en Crónicas de Substack, bajo el auspicio de Mercedes de Santiago y la ayuda del equipo de Columnas.
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🏛 LA GRAN HISTORIA
Esta es la sección de una gran historia, un artículo de interés para los escritores y lectores de ficción.
Normalmente, incluiremos aquí artículos exclusivos, comisionados o traducidos exclusivamente para Crónicas. Pero en ocasiones, como en este caso, hemos seleccionado un gran texto, que consideramos puede tener gran interés.
La peculiar rutina de escritura de Ernest Hemingway
Álvaro García nos ha permito reproducir uno de sus artículos de más éxito, sobre la rutina del gran escritor Ernst Hemingway. Este texto, el primero dedicado a una serie sobre los “Pensamientos de las grandes mentes de la humanidad”, me gusta especialmente porque, además de extraer lecciones para otros escritores, mezcla sus experiencias como escritor de su boletín, e incluso comenta los métodos de otros, como en el caso de Isaac Asimov.
Uno de los aspectos de Ernest Hemingway que más me han intrigado siempre es su presencia en la Guerra Civil española.
En el ámbito literario, y en el contexto de este artículo, incluso a él le resultaba difícil escribir día tras día, y quizás por ello siguiera una rutina de escritura.
Es importante reconocer que las rutinas de escritura no son únicas. Ser, en esto, demasiado estricto, puede no ser la forma más eficaz de desarrollar tus habilidades de escritura. Porque el enfoque de cada escritor es único, y lo que funciona para un escritor puede no ser necesariamente adecuado para otro. Sin embargo, puede que al conocer su rutina, te sientas inspirado -como lo ha hecho Álvaro- para experimentar cómo encajar la escritura en tu vida.
Aparecer es la mitad de la batalla
Además de todos los puntos que Álvaro menciona, quisiera subrayar que, como se aconseja a menudo en Substack, Hemingway también priorizaba la coherencia, la actitud, la constancia. Para Hemingway, escribir era algo que había que practicar como un deporte. Especialmente mientras aún estás formando el hábito de escribir, quizás podamos aprender de ello que es clave reservar una pequeña cantidad de tiempo para escribir (de forma fija). Yo me centraría en si hemos dedicado todo el tiempo planificado a escribir, y no tanto en la cantidad de palabras que hemos escrito, sea un libro o un artículo.
Y sin más dilaciones, vayamos al excelente artículo de Álvaro:
Ernest Hemingway, California,1939. Fotografía de Lloyd Arnold
Ernest Hemingway, una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX.
Me llama la atención su forma de escribir y su manera de vivir. Aventurero a más no poder y maestro de la prosa clara y concisa. Era una persona peculiar —como todas a las que nos gusta escribir—. Hace poco terminé su obra El viejo y el mar y eso me hizo querer conocerlo más a fondo hasta que, finalmente, logré saciar mi curiosidad al leer una entrevista que mantuvo en el año 1954 en la que habló de su vida como escritor.
Su rutina de escritura me fascinó y fue ahí cuando me pregunté, “¿qué podría aprender de este gran escritor y aplicarlo en mi vida?”
He aquí la respuesta.
Ritual matutino
Hemingway tenía un ritual que era sagrado, como el decía “escribo tan pronto como puedo después de que salga el sol” (Hemingway, 1954).
El motivo era simple, madrugar tanto le permitía aprovechar la tranquilidad de la mañana, cuando no hay nadie que te moleste y el ambiente está en calma. Es en estos momentos que de verdad podía concentrarse en el silencio absoluto y la claridad mental que da estar fresco y recién levantado.
A veces, comenzaba a las 6 de la mañana y continuaba hasta el mediodía.
Eso sí que es aprovechar la mañana.
El arte de comenzar con buen pie
Su proceso de escritura era sencillo pero muy efectivo.
Al inicio de cada jornada, mientras el sol asomaba por el horizonte, revisaba lo que había escrito el día anterior, volvía sobre sus propios pasos y reescribía el texto. "Siempre reescribo cada día hasta el punto donde me detuve", comentaba. El resto del día continuaba escribiendo texto nuevo, que sería revisado a la mañana siguiente.
Con este hábito, Ernest se aseguraba que cada sesión empezase con una base sólida.
Reescribir el día previo y escribir texto nuevo, así cada día.
Saber cuando parar de escribir
Este es, uno de los aspectos que más me sorprendieron.
Cuando Ernest ya había pasado varias horas escribiendo y ya se encontraba más cansado, se detenía justo cuando sabía cómo iba a continuar la historia.
“Escribe y luego lee lo que has escrito hasta que llegues a un punto en el que todavía te quede jugo que exprimir y sepas lo que va a suceder. Para ahí e intenta vivir hasta el día siguiente, hasta que vuelvas a escribir” (Hemingway, 1954).
Esto le permitía mantener siempre viva inspiración, día tras día, sin fallar.
“Es la espera hasta el día siguiente lo que cuesta superar”.
Así de inspirado y motivado se sentía por madrugar al día siguiente y escribir.
Registra tu hábito
Hemingway hacía algo similar al método de Jerry Seinfeld para estar motivado.
Le gustaba mantener un registro de su producción diaria, para así no engañarse a sí mismo con su productividad y conocer mejor cómo fluctuaban sus energías. Anotaba el número de palabras que había escrito; “450, 575, 462, 1250 y 512… Las cifras más altas eran días en los que trabajaba duro para no sentirme culpable de pasar el día siguiente pescando” (Hemingway, 1954).
He de admitir que me siento tremendamente identificado con este última frase…
A veces, la voz interna es demasiado autoexigente y nos castigamos duramente.
Cómo lidiar con el bloqueo creativo
Los bloqueos creativos son inevitables, lo crucial es saber cómo afrontarlos.
Cuando las palabras no fluían, Hemingway se tomaba un descanso de la ficción para responder cartas o hacer cualquier otra cosa que le diese un respiro de la "terrible responsabilidad de escribir", como él decía (Currey, 2013). Yo hacía algo parecido, y lo llamé “procrastinación indirecta”, una forma de avanzar cuando no queremos avanzar.
Pero Hemingway no era el único, Isaac Asimov, uno de los escritores más prolíficos de toda la historia, tenía una actitud muy parecida hacia los bloqueos creativos.
Conforme te vayas conociendo más y más, encontrarás tus trucos para no bloquearte.
Algo ha quedado claro: la escritura es un arte.
No hay fórmulas exactas ni métodos infalibles.
Solo hay un camino de autoexploración en el que derramas sobre el papel tu forma de ser. Los hábitos de Hemingway son parte de su trabajo de autoexploración y pueden inspirarnos a comenzar nuestro camino, pero nunca lo olvides, lo que a un artista le funciona, quizá a otro no. Por eso es arte y no ciencia.
Escribe, piérdete entre tus palabras y, con el tiempo, comenzarás a abrirte camino.
Nada más que decir.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué hábitos practicas en tu proceso de escritura?
📰 Las Selecciones de Mercedes
Esta sección es proporcionada cada semana por Mercedes de Santiago, que también lidera esta publicación, Crónicas.
Si quieres leer el artículo original, está aquí.
LOS ENLACES
📑 Recuerda Mercedes que todos los viernes en Mil y Una Historias hay colaboraciones, aunque mayo ya está cubierto, para todo aquel que quiera mandar relatos de fantasía de su propia autoría. Y, por último, recuerda que, desde el pasado domingo, ya está en marcha el proyecto de Diálogos sobre literatura, por si alguien quiere colaborar en futuros días y, sobre todo, por si alguien quiere proponer alguna obra (incluida la suya) para promocionarla en el podcast.
Esto es lo que escribe Mercedes:
💬 Y ahora comenzamos con los enlaces interesantes de esta semana, que van, como siempre, por orden alfabético.
1.- Charlie Marrez: escribió el pasado marzo una historia llamada “Juego de Tronos”: “El camino hacia el trono se me hace interminable, mucho más largo de lo que recordaba. Cada paso resuena en el silencio de la sala, como si el eco quisiera recordarme todo lo que he dejado atrás. Al acercarme, veo al rey erguido, intentando proyectar una dignidad que hace mucho tiempo perdió. Su rostro está surcado de dudas. No sabe cómo voy a reaccionar, aunque no busco guerra con nadie. Le sonrío, y eso basta para que dé un respingo”.
2.- Javier, de Mundo Jablago escribe sobreEl valor del silencio: “Hay quienes eligen hablar por hablar, como quien enciende la radio para no sentirse solo. Otros eligimos callar. Pero no es un silencio de pobreza, no es un silencio de quien no tiene nada que decir. Es un silencio digno, rebelde si se quiere, un silencio que nace de la decisión de no fingir. Porque mientras algunos se esmeran en rellenar los huecos con palabras al azar, otros preferimos dejar esos huecos abiertos a la reflexión, sinceros, honestos”.
3.- Miguel Angel Marchan Huaman ha comenzado una nueva historia por capítulos titulada “La pequeña guerra de Margot”. Ha publicado el capítulo 1 y 2, pero vamos a empezar por el principio: “Margot se puso de pie y desenvainó su espada. Frente a ella un hombre rubio inspeccionaba una medalla. Era de estatura media, delgado y de abundante cabellera amarilla. Vestía un traje morado y andaba con un bastón que tenía un murciélago en la punta. El bastón era una formalidad porque el hombre rubio se paraba erguido y caminaba con gracia”.
4.- Raul Katz ha escrito una historia menos perturbadora que la anterior pero que merece la pena ser leída, “El bagual”: “Según le contó don Reinaldo a mi amigo, venía siguiendo el rastro de este bagual hace años. Este no era un bagual cualquiera, sino el mismo bagual que había traído la ruina de su familia. Don Reinaldo no quiso entrar en detalles. Se volvió callado y sombrío al hablar del tema. Cuando le había preguntado que le había pasado a su familia, tantos años atrás, solo respondió: el hambre”.
5.- Samuel Domínguez deja por un día la promoción de su libro para escribir una historia curiosa, “Hoy juego a la ficción”: “Un suspiro de ballena escala por la garrafa de la máquina de agua, en el pasillo, y recuerdo que las carcasas con consciencia todavía tienen sed. Una vez soñé que estaba desnudo —sí, otra vez— y nadaba por el aire, este aire, por encima de sus cabezas. Muy despacio, entre varado y a la deriva. Les veía las pantallas a todos y la calva a Román. Luego les daba la espalda en unas brazadas lentas de crol y me cegaban los flexos de la oficina, hasta hacerme nadar en ese sol tibio y aislado del mundo”.
6.- Santiago Gozálvez continúa escribiendo su historia sobre Judas Iscariote por el capítulo XIV, pero aquí vamos leyendo por el capítulo IV: “El dolor era real e inaguantable, daba igual cuanto tiempo pasara, pero siempre dolía. El tejido de mi piel se empezó a unir lentamente, como una serpiente mudando, con un sonido crujiente y viscoso. No podía perder más tiempo, así que recorrí la pequeña morgue buscando mis pertenencias. Al fin encontré la bolsa transparente con mi traje mordido por las cuchillas y la sangre de mi cráneo, además de mis zapatos, y comencé a vestirme con premura inquieta. Por suerte, no llevaba nada de documentación encima, así que tardarían en saber quién era (sería por eso que habían dejado el trabajo a medias)”.
7.- Selvar nos trae “El cuento de mi padre”: “- Alteza, pensábamos obtener algo a cambio de la espada, pero no era oro ni fortunas, tales cosas no son nuestras prioridades. Somos humildes herreros, y no queremos más riquezas que las que podemos conseguir con nuestro trabajo – el rey se asombró mucho de lo que decía el herrero, pero no dijo nada en ese momento – Verá, señor, si algo no podemos conseguir con nuestro trabajos es la libertad, no la nuestra porque ya somos libres, sino la de mi pequeña sobrina que es esclava en casa del marqués… Quizás, si nosotros fabricásemos esa rosa que nos pide, usted podría liberarla ¿Sería usted tan bueno su majestad, lo sería?”
8.- Tom Soren ha escrito otro más de esos escritos a que nos tiene acostumbrados a sus lectores habituales titulado “El trap, Dr. Stone y la cerveza artesana”: “Bueno, a lo que iba. Lo de la minihorda —unos treinta—. Están rodeando la verja de su jardín. No es una mala verja: es de acero galvanizado y la base es de hormigón, pero treinta zombis son treinta zombis. A partir de veinte o así ya suenan como un enjambre de abejas drogadas. Como un zumbido grave que a algunos les parecería hasta relajante —algo similar al ruido blanco del interior de un coche mientras va por una autovía a velocidad constante—. Las hordas tochas son otra cosa. La bulla que generan se asemeja a la de los parones entre canción y canción de un festival de música punk. Ese rumor grave te eriza el vello”.
Mi contribución es el último capítulo de la Segunda Parte de La Leyenda de Sinardia “El Barón de Nirándomir”: “El Barón, vestido de andrajos sucios y desmayado, estaba sujeto a la pared con grandes cadenas. Estaba muy débil: si no hubieran llegado en ese momento, no tenía el final muy lejos. Mientras el olor fétido y la húmeda suciedad penetraban en sus fosas nasales y su armadura y ropa, Erevin sintió cómo su ira aumentaba por la traición. Danliada lo había seguido aunque se mantuvo a distancia, mientras él cortaba como podía las cadenas. El cuerpo del Barón cayó al suelo pesadamente: Erevin lo cogió con cuidado y lo sacó fuera al pasillo. Estaba también sucio, pero mucho menos que la celda en la que le habían tenido”.
En cuanto a enlaces de no ficción pero que nos pueden ayudar, esta semana voy a enlazar este de Dito Ferrer: “Te voy a enseñar mi Enfoque de 3 Pasos para siempre tener ideas de contenido y te compartiré ejemplos reales de mi propio trabajo”. Altamente recomendable: si escribes, debes apuntarlo en favoritos de tu navegador porque puede ayudarte mucho…
🎬 Recomienda otros artículos de la última semana que te hayan sorprendido o encantado, en comentarios, explicando por qué, aquí:
🎁 VARIOS
🥽 Detectives y cadáveres: El arte de describir escenas del crimen con realismo, convicción y humanidad
Escrito por: N. Benedetta
(Para escritores del género de misterio y policíaco)
El proceso de construir una escena del crimen requiere planificación minuciosa: entender quién era la víctima, cómo murió, en qué contexto, y qué pistas quedaron tras su partida. Cada elemento debe estar cargado de sentido para que el lector participe del misterio sin conocer el cuadro completo hasta el momento justo. Esta visión transforma al detective en un artista, y a la escena del crimen, en un lienzo.
Más que un ejercicio de recreación macabra, escribir sobre la muerte se vuelve una forma de explorar la vida. Cada cadáver cuenta una historia, y el acto de narrarla permite rescatar emociones, memorias y vínculos humanos. En este enfoque, lo oscuro se torna luminoso: hay belleza en lo trágico, poesía en lo desgarrador, y sentido en el silencio de la muerte. Así, la escritura se convierte en un puente entre la crudeza del mundo y su profundidad emocional, revelando la delicada armonía entre la investigación y la sensibilidad narrativa.
Una biblioteca es un centro de recursos ilimitados para quien escribe. Foto de Oli Götting.
📚 ¿Escribes? Entonces necesitas una biblioteca: Y una guía para empezar tu propia biblioteca de autor(a) en Substack
En esta ocasión, Rosalina Martínez González, que escribe ficción en “La crónica espectral” nos ofrece una guía especial. Como ella señala:
El motivo general, creo, es que sin importar lo que escribas, leer de todo te da una conciencia global que puedes utilizar a placer, sin importar si escribes poesía, novela rosa o te dedicas a la política.
🖼 250 años de Jane Austen: variaciones sobre una pastoral
Por: Francis Alonso
Este es un extracto de un excelente ensayo publicado en República de Letras, abril 2025, incluyendo:
Pasados 250 años del nacimiento de Jane Austen, la novelista inglesa sigue apelando con intensidad poco común a todo tipo de lectores y cabe preguntarse, entonces, cuál es la visión de mundo que nos ofrece su obra para mantener esta atención entre lectores primerizos y entre los más avezados. (…) No es el contenido histórico lo que ejerce mayor fascinación y fuerza en la literatura, sino la forma simbólica bajo la cual se nos ofrece.
Las novelas de Jane Austen son, sin caer en contradicción, sencillas y complejas. Y esta sencilla complejidad procede, entre otras cosas, de su constante juego con variaciones sobre el simbolismo del mundo pastoral.
🧵 Para el Diario de Substack: Buscamos los Mejores Boletines para Ayudarte a Crear una Vida con Sentido
Para una edición de esta semana del Diario de Substack vamos a presentar una lista de las newsletters más queridas de Substack para crear una vida con sentido; a las que sus lectores vuelven una y otra vez, los que les hacen sentirse vistos, inspirados y un poco menos solos.
Desde reflexiones conmovedoras hasta agudos comentarios, buscamos boletines de Substack que ofrecen algo más que algo que leer. Buscamos newsletters que ofrecen el tipo de conexión que perdura, y el permiso para tomarte tu tiempo.
Si puedes recomendar alguna (e idealmente, con una breve descripción o explicación de por qué te gusta), trataremos de incluirla en la lista. Mencionaremos tu nombre, salvo que no quieras.
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Ficción en serie
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«La historia se escribía sola y me costaba seguirle el ritmo»
- Ernest Hemingway, A Moveable Feast.
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Sobre el texto de Austen: Pastoral no implica, necesariamente, la presencia de pastores, sino más bien un universo de fantasía en el cual el ser humano se imagina en comunión con la naturaleza, revestido de una inocencia primigenia, intacto por los avatares de un mundo viciado por el trabajo alienante y el dolor. Sobre la pregunta de arriba, como dice el texto original, se vuelve más acuciante por el hecho de que sus heroínas viven en una realidad histórica tan ajena al papel actualmente deseado para la mujer. Sin embargo, como en toda buena literatura, no es la realidad histórica, sino el poderoso simbolismo con que la realidad es reconfigurada para ofrecer un horizonte de existencia el que produce el impacto más perdurable.
Yo también le escribo en las mañanas. Siempre antes de trabajar unas 100-3000 dependiendo del dia. Depende de si acabo un capitulo de novela o un cuento corto.
Aunque actualmente, mi espalda es lo que más me marca detenerme.